El primer ministro israelí impulsa una nueva legislación que refuerza el
control político sobre el Supremo. Los críticos lo califican como
"golpe de estado".
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Netanyahu avanza en su reforma judicial tras la pausa de 2023El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha reactivado sus plan para modificar el sistema judicial de la entidad colonial, tras la suspensión temporal de su plan en 2023. El pasado 27 de marzo, el Knesset (parlamento israelí) aprobó una nueva ley que modifica el Comité de Selección Judicial, otorgando mayor influencia a los políticos en los nombramientos del Tribunal Supremo.
Esta medida permite a la coalición de gobierno controlar aún más fácilmente la composición del Supremo, algo que ha sido duramente criticado por la oposición y grupos civiles que temen por la “independencia del poder judicial”.
La reforma establece que los dos miembros del Colegio de Abogados que formaban parte del Comité de Selección Judicial sean reemplazados por dos abogados nombrados a dedo tanto por la coalición como por la oposición, lo que facilita una influencia política directa en las decisiones.
La medida ha generado rechazo hasta dentro del sionismo. La Fiscal General de Israel, Gali Baharav-Miara, advierte que la reforma otorga “primacía a las consideraciones políticas, debilitando la independencia profesional del proceso judicial”. Además, críticos como Eli Salzberger, profesor de Derecho en la Universidad de Haifa, califican esta medida como “un golpe de estado”, al considerar que elimina los controles sobre el Ejecutivo y refuerza su poder absoluto sobre los demás poderes del Estado.
Las reformas judiciales propuestas por Netanyahu han generado una fuerte oposición interna, que ha incluido manifestaciones masivas y movilizaciones de diversos sectores de la sociedad colona, incluidos partidos políticos de la oposición liberal, organizaciones civiles y profesionales del ámbito legal.
En respuesta a la nueva legislación, grupos parlamentarios rivales han presentado apelaciones ante el Tribunal Supremo, buscando frenar los cambios. Sin embargo, las posibilidades de que el Supremo logre detener la reforma son limitadas, ya que sus poderes se restringen a retrasar la implementación de las leyes. De este modo, la única opción real para que los detractores de la reforma logren revertir los cambios podría ser una derrota electoral de Netanyahu y su coalición en las elecciones programadas para 2026.