El genocida, obviamente, es el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el equipo ciclista ensalzado públicamente por él y denostado por todo el mundo es el Israel Premier Tech. Un dato muy importante que, tanto el director como los ciclistas del equipo, deberían tener en cuenta, en vez de intentar presentarse como víctimas cuando su […]
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Cuando un genocida ensalza a un equipo ciclista que repudia todo el mundo…El genocida, obviamente, es el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el equipo ciclista ensalzado públicamente por él y denostado por todo el mundo es el Israel Premier Tech.
Un dato muy importante que, tanto el director como los ciclistas del equipo, deberían tener en cuenta, en vez de intentar presentarse como víctimas cuando su presencia es rechazada, por el público en general, en La Vuelta a España y otras pruebas ciclistas. A estas alturas está más que claro cual es el papel que el equipo Israel Premier Tech desempeña. El cuento de que deporte y política no debe mezclarse ya ni los niños más ingenuos se lo creen. Por supuesto , tampoco los integrantes del equipo (ciclistas, directores y auxiliares). La existencia del equipo de Israel es por motivación política, no deportiva.
El genocida sionista, responsable del asesinato decenas de miles de personas y la destrucción de la Franja de Gaza, ha destacado “el gran trabajo” realizado por el mencionado equipo ciclista y ha agradecido que “no hayan cedido ante el odio y la intimidación” generados por las protestas en solidaridad con el pueblo de Palestina.
Mediante un mensaje en redes sociales, Netanyahu ha felicitado expresamente al dueño del equipo, el empresario Sylvan Adams. El primer ministro israelí ha expresado: “Estáis haciendo que Israel esté orgulloso” y “Buen trabajo”.
El boicot activo a la participación del equipo israelí ha puesto en un aprieto la imagen del sionismo internacionalmente. La encargada de negocios de la Embajada de Israel en el Estado español, Dana Erlich, calificó las protestas de “incitación al odio” y denunció que “lo que se vio contra el equipo israelí no es ‘político’, no es un llamamiento a la ‘paz’, es un llamamiento a la destrucción de un país”. Dan Poraz, representante israelí, añadió que “esto no es una protesta; es un intento de aterrorizar a los deportistas” y sostuvo que “no se trata de ‘paz’, sino de un odio salvaje y profundo”. Para estos deshumanizados diplomáticos, lo que hace el gobierno al que representan (un genocidio en toda regla) no tiene mayor importancia.
Pero, pese a las declaraciones de los responsables de la destrucción de Gaza, la legitimidad que ha obtenido el boicot al equipo ciclista ha sido tan grande, que hasta el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se ha visto obligado a mostrarse “partidario” de que el equipo sea expulsado de la competición, justificando su postura en “la necesidad de enviar un mensaje” al Estado de Israel «similar al que se envió a Rusia tras la invasión de Ucrania». Sin embargo, lo cierto es que la clase política española, y especialmente el Gobierno español, pidió la expulsión de Rusia de competiciones deportivas desde el primer momento del inicio de la Operación Militar Especial en 2022, mientras que con el Estado de Israel la postura ha sido mucho más complaciente, hasta que la población ha empezado a sabotear activamente La Vuelta.
Por su parte, Sylvan Adams, dueño del Israel Premier Tech y amigo personal de Netanyahu, ha afirmado que “nunca correremos sin el nombre de Israel” y que cuentan con el respaldo de la Unión Ciclista Internacional (UCI) para continuar en la carrera.
La UCI, un organismo claramente al servicio de los gobiernos occidentales, niega la participación de equipos rusos en las pruebas ciclistas, pero permite la del equipo de Israel, aunque sabe lo que está sucediendo en Gaza. Un doble rasero que les delata.