Las elecciones y las posturas democráticas son disfraces que ocultan el fascismo mortal del Occidente colectivo y su agenda de guerra permanente globalizada
Artikel ansehen
Zusammenfassung ansehen
Los rostros occidentales del fascismo El fascismo profundamente arraigado en el Occidente colectivo, la fusión de las corporaciones y el Estado, está en su mayoría disfrazado, pero es sorprendentemente palpable en sus representantes. La periodista de investigación Abby Martin describe el fascismo israelí con estas palabras: «Odio cuando veo a los políticos tratando de denunciar a Netanyahu como una especie de aberración de la sociedad israelí. No es así. Esta es la norma. Miren a cada uno de los ministros del gabinete, a cada uno de los miembros de la Knesset que están vomitando genocidio, abogando por el asesinato en masa no solo de palestinos, sino de bebés. Es enfermizo». El actual holocausto sionista de los palestinos, apoyado por Occidente, es la esencia destilada del fascismo occidental, del colonialismo de asentamiento occidental, del genocidio. ¿Y cuáles son algunos de los verdaderos objetivos detrás del genocidio apoyado por Occidente? «El objetivo final», explica el profesor Michel Chossudovsky, «no es solo excluir a los palestinos de su patria, sino que consiste en confiscar las reservas multimillonarias de gas natural en alta mar de Gaza, es decir, las que pertenecían al BG (
BG Group) en 1999, así como los descubrimientos del Levante de 2013». Los representantes occidentales/sionistas en Siria y más allá (
Al Qaeda, ISIS y sus afiliados) sirven a la misma agenda fascista. La periodista de investigación Vanessa Beeley explica: «Muchos en EEUU no son conscientes de que las fuerzas estadounidenses ocupan ilegalmente un tercio del territorio sirio. La justificación de estar en Siria para luchar contra ISIS es deshonesta. En 2016, en una sesión a puerta cerrada de la ONU con el secretario de Estado de Obama, John Kerry, y la llamada ‘oposición siria’ que fue grabada y publicada por el NYT, esta grabación confirmó tres cosas: 1. La política de Obama en Siria fue destinada a la destitución del gobierno sirio y del presidente Bashar Al Assad. Con el fin de lograr este objetivo principal, la Casa Blanca estaba dispuesta a observar el ascenso de ISIS con la esperanza de que ISIS avanzara sobre Damasco y presionara al presidente Assad para que renunciara. 2. Las armas que eran para los «rebeldes moderados» bajo el programa de Entrenamiento y Equipamiento de Obama terminaron misteriosamente en manos de ISIS. Bajo los velos de la propaganda de guerra, Dana Stroul -subsecretaria adjunta de Defensa de Biden-, entonces copresidenta del Grupo de Estudio de Siria- «nomaliza» las ocupaciones ilegales del Imperio y el robo de recursos sirios, incluso afirmando que Washington y sus representantes «poseen» un tercio del territorio de Siria. 3. Las ocupaciones ilegales, el apoyo a grupos terroristas proscritos internacionalmente, las medidas económicas coercitivas unilaterales (castigos colectivos) equivalen a un imperialismo descarado, que equivale a fascismo, dada la naturaleza bárbara de los representantes sectarios del Imperio. ¿Y cuáles son algunas de las motivaciones subyacentes? El imperio busca debilitar, subyugar y balcanizar, imponer un «cambio de régimen», abrir nuevos territorios para la explotación corporativa, saquear los recursos, llevar el petroleo saudí al Mediterráneo y proyectar aún más su poder en el llamado Nuevo Medio Oriente. Todo esto contraviene el derecho internacional y todo ello es coherente con el fascismo puesto al descubierto. El imperio disfraza su fascismo de Asia Occidental como «humanitario» incluso cuando el número de muertos en sus guerras de agresión concurrentes asciende a millones de almas.
¿Y qué pasa con Ucrania? Aquí, el fascismo se presenta como nazismo literal y nacionalismo étnico genocida, ambos fomentados desde el final de la II Guerra Mundial por las agencias de inteligencia occidentales. Estos son los elementos extremistas apoyados por Occidente que encabezaron el violento golpe de Estado del Maidán en 2014 contra el gobierno electo de Yanukovich e instauraron un régimen controlado por los nazis apoyado por Washington, que poco después bombardearía, mataría y masacraría a su propio pueblo en el Donbass, este del país. Cuando termine la guerra y se materialice el probable resultado de la derrota militar de Ucrania, las empresas occidentales seguirán beneficiándose. El Fondo Monetario Internacional (FMI),
Cargill, Monsanto y
BlackRock se beneficiarán de la miseria de Ucrania y de la matanza masiva de sus jóvenes. Rusia fue el enemigo fabricado, pero nunca el enemigo real. Las elecciones y las posturas democráticas son disfraces que ocultan el fascismo mortal del Occidente colectivo y su agenda de guerra permanente globalizada, que destruye un país tras otro, al unísono, en beneficio estrecho de los intereses financieros internacionales, incluidos los fabricantes de armamento, pero en detrimento de la humanidad.
* Mark Taliano es investigador asociado del Centro de Investigación sobre la Globalización (CRG).
elsudamericano.wordpress.com