El santuario catalán erigido sobre un risco a casi 2km de altura
El Santuari del Far, en Girona, combina historia, devoción y naturaleza en un enclave que desafía la gravedad El lugar más increíble de China no es su muralla: la maravilla natural que deja sin palabras a los viajeros
Elevado sobre un
precipicio de vértigo en la comarca de la Selva, en Girona, el
Santuari del Far es uno de esos lugares que deja sin aliento desde el primer vistazo. A 1.112 metros de altura, este santuario histórico parece rozar el cielo y combina un
restaurante, una hospedería y un templo que ha resistido terremotos, guerras y el paso del tiempo, manteniendo intacta su devoción centenaria.
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Historia y devoción en las alturas
El origen del
Santuari del Far se remonta al siglo XI, aunque su estructura ha sufrido numerosas reconstrucciones, especialmente tras un fuerte terremoto en el siglo XV. Desde 1375, cuando se fundó la cofradía de devotos, el santuario se convirtió en un punto de peregrinación importante para la zona, llegando en el siglo XVII a congregar a más de mil miembros.
La iglesia de piedra alberga una imagen gótica de
Santa María del siglo XV, restaurada a comienzos del siglo XX. Pese a los daños sufridos durante la Guerra Civil, la tradición de devoción se mantiene, y cada último domingo de agosto cientos de personas participan en la romería anual.
Hospedería y restaurante con vistas
El conjunto arquitectónico incluye un edificio que antiguamente albergaba a ermitaños, transformado entre 1599 y 1648 en
hospedería. Hoy ofrece 16 habitaciones dobles con baño completo, junto a un
restaurante con capacidad para 300 comensales, bar y cafetería. Su cocina está basada en la
tradición catalana, utilizando productos locales y recetas que honran siglos de historia gastronómica de la región.
Excursiones y naturaleza alrededor del santuario
Más allá del edificio, el santuario es el
punto de partida perfecto para explorar la naturaleza de la Selva. Desde allí se puede visitar la
Ermita de Santa Ana, las ruinas del
Castillo de Fornils, o perderse por los bosques y riscos de los alrededores. Además, desde el propio santuario se pueden contemplar panorámicas que incluyen el
pantano de Susqueda, los
riscos de Tavertet, las
Guilleries y el
Montseny, y en días despejados incluso los
Pirineos y la ciudad de Girona se dejan ver.
El
Santuari del Far no solo es un lugar de devoción y patrimonio, sino también un enclave que permite
fusionar historia, gastronomía y naturaleza, ofreciendo una experiencia completa que va más allá de la mera visita turística.