La novela de Castelao en el teatro: a la sombra de Kafka, Beckett o Valle-Inclán
El dramaturgo Quico Cadaval y los históricos Mofa e Befa adaptan al teatro 'Os dous de sempre', la única novela del escritor, político y pintor que murió en el exilio y marcó el siglo XX en Galicia Hemeroteca - Las mil caras del poliédrico Castelao, artista y fundador del nacionalismo gallego moderno
Las prosas de
Un ollo de vidro, publicadas por Castelao en 1922, las abre una cita de Mark Twain: “Debajo del humorismo hay siempre un gran dolor, por eso en el cielo no hay humoristas”. Justo sobre esa aparente paradoja ha construido el dramaturgo Quico Cadaval su propio Castelao, la adaptación al teatro de su única novela,
Os dous de sempre. La obra, aparecida en plena Segunda República, relata las aventuras y desventuras de Pedriño y Rañolas, una suerte de Vladimir y Estragón, dice Cadaval, pero atravesada por la mirada irónica y melancólica del autor. Con los históricos Mofa e Befa -Vítor Mosqueira y Evaristo Calvo- de protagonistas y Josito Porto completando el elenco,
Os dous de sempre por Quico Cadaval se estrenará el 17 de octubre en Rianxo, el pueblo de la ría de Arousa donde, en 1886, nació Castelao.
Castelao, artista de mil caras y político nacionalista gallego y republicano que murió en el exilio en 1950, solo realizó una incursión teatral.
Os vellos non deben de namorarse se representó por primera vez en 1941 y no salió en libro hasta 1953. Pero Cadaval evitó la opción más evidente. Bromea sobre ello: “Hacer
Os vellos... es una buena idea para los jóvenes. Nosotros estamos ya en edad de jubilación. No, en serio,
Os vellos non deben de namorarse queda lejos de nuestras capacidades como compañía [Producións Teatrais Excéntricas]”. En su lugar, Cadaval se lanzó a una investigación en profundidad sobre
Os dous de sempre. “No sé bien lo qué significa una obra hasta que trabajo en ella”, aduce.
Lo que se encontró (Ribeira, 1960) en las páginas de este clásico de la literatura gallega fue más de lo que suelen señalar lecturas perezosas. Y de lo que esperaba. Y eso que tampoco se hace ilusiones. “El libro es irregular. Tiene elementos brillantes, pero otros lo son menos”, explica en conversación con elDiario.es, “y aun así es sorprendente como está situado en su tiempo, que fue un período muy rico, el de entreguerras y la República”. Castelao lo vivió a fondo: elegido diputado en las Cortes por el Partido Galeguista entre 1931 y 1933 y en febrero de 1936, esta vez con su formación integrada en el Frente Popular. También escribiendo, además de textos de intervención política y su única novela, los relatos de
Retrincos (1934). “Esta etapa es como un descanso de lo que va a venir”, considera Cadaval, “un año después van a matar a sus amigos, él partirá hacia el exilio, la idea republicana será derrotada y su tierra, masacrada”.
Literatura como aviso
Al dramaturgo le impresionó detectar que
Os dous de sempre, bajo su apariencia casi costumbrista y ambientación rural, dividido en 44 capítulos, incluía preavisos de ese terrible futuro inminente posterior al golpe fascista del 36. “Aprendí, además, que la idea de que los tiempos modernos son un desastre es algo de toda la vida”, ironiza. La narración la conducen dos personajes, Pedriño e Rañolas, que Cadaval interpreta como eslabones de una ilustre estirpe de parejas literarias que combinan al materialista y al idealista y en la que figuran Quijote y Sancho, Jacques el fatalista y su patrón o los mencionados Vladimir y Estragón, de
Esperando a Godot. “Vítor y Evaristo tienen mucha querencia por el mundo Beckett”, aclara.
“O benestar non se conquire traballando; lógrase mellor na folganza. Por eso Rañolas era feliz cos seus anceios, cando andaba ás abroutas polo mundo adiante”, escribe Castelao en el último capítulo de la obra, “pero a ventura malvóuselle de saudades ao toparse ceibe da miseria i escravo do traballo”. El universo de
Os dous de sempre, añade Cadaval, es parecido al de
Un ollo de vidro, una obra narrativa y humorística datada en 1922 y subtitulada
Memoria d'un esquelete. En él los seres humanos son los campesinos y los marineros, y después hay otro tipo de personas, el médico, el cacique, el enterrador. El populismo empático y progresista de Castelao se evidencia en una escritura realista y compasiva, con algo de moralismo, cierto humor sutil y un talento innato para la creación de pequeñas viñetas.
“Creo que Castelao es sobre todo un moderno, un escritor de su tiempo”, asegura Cadaval, “al fin y al cabo es contemporáneo de Kafka y algo de Kafka y su humor sombrío hay en él, probablemente de forma involuntaria”. Sin solución de continuidad, el dramaturgo y director de la adaptación se lanza a especular sobre la posibilidad de un
spin off sobre el hipotético encuentro de ambos en Madrid (el checo tenía un tío residiendo en la ciudad, aunque nunca la visitó). Pero enseguida vueleve al asunto. “En
Os dous de sempre, cuando Rañolas se va de
moinante, también aparece el mundo de las romerías, puro Valle-Inclán”, dice. El autor de
Luces de bohemia era amigo de Castelao y, como este y el propio Cadaval, natural de la ría de Arousa, en concreto de Vilanova de Arousa. “¡Somos de la misma ría!”, confirma divertido.
Evitar el extractivismo artístico
En cualquier caso, la versión de Cadaval y Mofa e Befa de
Os dous de sempre no buscar epatar. “Perderle el respeto a Castelao a modo de
enfant terrible pertenece a un momento que, si alguna vez viví, ya se me ha pasado”, dice. Le preocupa evitar, eso sí, la aproximación oportunista o extractivista que, a veces, amenaza una figura como la del rianxeiro. Y más todavía al hilo del 75 aniversario de su muerte, en el que se multiplicaron actos e iniciativas, alguna tan dudosa como la exposición de la Xunta que hizo de Castelao un holograma. “No está a la altura del personaje, lo sustituye por el barracón de feria, 'mirad lo que tenemos aquí”, apunta Cadaval. “Quiero pensar que logramos evitar esos problemas. Nuestro interés artístico en su humor viene de lejos”, aduce.
Junto a Cadaval y los Mofa e Befa, están Josito Porto -“un magnífico payaso”-, Carme Varela en la dramaturgia, Baltasar Patiño en el espacio escénico y lumínico, Bernardo Martínez la música, Carlos Alonso en los figurines y Sonia García, fotografía y vídeo. “Reunimos artistas que respetamos a Castelao. Y casi todos pasamos de los 60 años, así que
Os vellos non deben de namorarse está descartado definitivamente”, concluye entre risas.