Ucrania está usando misiles de sus aliados contra Rusia, ¿cómo puede responder Putin? El Kremlin ha agitado el fantasma de las armas nucleares, pero los expertos creen que el uso de la guerra híbrida puede ser más probable Los aliados levantan las restricciones militares a Ucrania mientras se desploma el apoyo interno al esfuerzo bélico
Moscú ha amenazado responder a la decisión adoptada por Estados Unidos y Reino Unido de permitir que sus misiles se utilicen en ataques dentro del territorio ruso. Y ha advertido de que sopesa todas las opciones. A principios de esta semana, el Kremlin
anunció un cambio formal en su doctrina nuclear, para prever específicamente una posible respuesta nuclear a los ataques de Ucrania en suelo ruso facilitados por miembros de la OTAN. ¿Cuál puede ser la respuesta de Vladímir Putin?
Por el momento, Putin ha confirmado que su primer paso en su respuesta ha sido probar un misil balístico hipersónico con capacidad de llevar carga nuclear. “En respuesta al uso de armas de largo alcance estadounidenses y británicas, el 21 de noviembre de este año, las Fuerzas Armadas rusas lanzaron un ataque combinado contra una de las instalaciones del complejo militar-industrial de Ucrania” con “uno de los novísimos sistemas de misiles rusos de medio alcance”, que se llama Oreshnik.
“Tanto si se trataba de un misil balístico intercontinental o de un misil balístico de alcance intermedio, el alcance no es el factor importante”, explicaba a la agencia Associated Press Fabian Hoffmann, investigador doctoral de la Universidad de Oslo especializado en tecnología de misiles y estrategia nuclear.
“El hecho de que llevara una carga útil MIRV [misil que lleva a su vez varias cabezas explosivas capaces de alcanzar diferentes objetivos] es mucho más importante a efectos de señalización y es la razón por la que Rusia optó por él. Esta carga útil se asocia exclusivamente a misiles con capacidad nuclear”, añadía en declaraciones recogidas por The Guardian.
¿Qué probabilidades hay de que Rusia utilice armas nucleares?
El Kremlin ya ha blandido su arsenal estratégico en el transcurso del conflicto ucraniano en un intento de disuadir la implicación occidental en el lado de Kiev. Pero, a pesar de todas las amenazas, Estados Unidos ha afirmado que no ha observado signos de movimientos inusuales en los almacenes de armas nucleares rusas, lo que sugiere que no se ha producido ningún cambio en la posición física de las cabezas nucleares tácticas.
La mayoría de los expertos creen que el uso de armas nucleares por parte de Rusia es improbable por ahora, pero han advertido contra la autocomplacencia. Pavel Podvig, investigador principal del Instituto de las Naciones Unidas de Investigación sobre el Desarme, dice que no cree que lanzar una bomba en Ucrania esté en la lista de opciones de Moscú, “principalmente porque no ayudaría a lograr ningún objetivo militar, y Rusia está avanzando en este momento”.
Además, el uso de un arma nuclear en un conflicto por primera vez desde 1945 uniría a gran parte del mundo contra Rusia de un modo que Moscú no podría predecir fácilmente, argumenta Podvig. “Por tanto, sería una apuesta arriesgada. Sin embargo, no puedo descartar que el Kremlin esté dispuesto a arriesgarse. Sobre todo si Moscú cree que puede contar con una respuesta débil. No sabemos”, afirmó en la red Bluesky.
¿De qué otras formas puede contraatacar Rusia a Occidente?
Moscú ha demostrado una gran imaginación en el uso de tácticas híbridas, que se desarrollan en la “zona gris” entre la paz y la guerra, contra sus enemigos. Rusia ya ha convertido en un arma el flujo de personas que emigran hacia Occidente, dirigiéndolas hacia las fronteras polacas, lituanas y finlandesas con el objetivo de causar dificultades políticas a esos países.
La inteligencia militar rusa, supuestamente, también ha llevado a cabo asesinatos en Reino Unido, Alemania, España, Austria, Turquía y otros lugares. Y ha planeado acciones de sabotaje, como el uso de artefactos incendiarios en centros de carga de DHL en Alemania y Reino Unido en julio. Los servicios de inteligencia occidentales creen que los intentos de atentado eran simulacros de posibles ataques similares en vuelos con destino a Norteamérica.
Tanto en Estados Unidos como en Europa, los servicios de inteligencia denuncian que bots rusos en redes sociales se dedican a amplificar temas que generan enfrentamiento en las sociedades occidentales, con el objetivo de debilitar la cohesión social y fortalecer a la extrema derecha. Rusia también ha sido acusada de interferir las señales GPS, especialmente sobre el Báltico, perturbando la navegación de miles de aviones de pasajeros.
Este miércoles, las autoridades danesas señalaron a un carguero chino como el más cercano a la zona del mar Báltico donde se cortaron dos cables submarinos de comunicaciones a principios de esta semana. Sin embargo, Elisabeth Braw, experta en conflictos de
zonas grises del
think tank Atlantic Council, dice que no descarta la implicación rusa.
“Los buques mercantes normalmente no van y cortan cables submarinos por diversión”, dijo Braw. “Lo que hemos visto es que Rusia es muy buena utilizando intermediarios”.
¿Qué aliados e intermediarios puede utilizar Rusia?
Moscú tiene un historial de formar matrimonios temporales de conveniencia con aliados e intermediarios para llevar a cabo perturbaciones en Occidente. Según un informe publicado el mes pasado en The Wall Street Journal, Rusia ha proporcionado datos de objetivos a los rebeldes yemeníes hutíes para sus ataques contra buques occidentales en el Mar Rojo.
En Reino Unido, el jefe del MI5, el servicio de seguridad nacional, declaró en octubre que la inteligencia rusa había intensificado su colaboración con bandas criminales como parte de “una misión sostenida para generar caos en las calles británicas y europeas: hemos visto incendios provocados, sabotajes y mucho más”.
¿Cómo pueden responder los países occidentales a la 'guerra híbrida' rusa?
El hecho de que estos ataques se produzcan en una zona gris, utilizando intermediarios, permite una negación verosímil y los hace especialmente difíciles de contener o de reaccionar ante ellos. No alcanzan el nivel de guerra abierta, la investigación penal hace poco por responsabilizar a Moscú, y las agencias de inteligencia de los Estados occidentales se ven limitadas en la mayoría de los casos para responder del mismo modo.
“No vamos a interferir las señales de navegación rusas en el agua o en el aire, porque puede causar accidentes”, dice Braw: “Los rusos son muy buenos en esto. Siguen innovando y, si tiene éxito, bien. Si el efecto es insignificante, no pasa nada, porque no van a ser castigados. Es muy difícil averiguar cómo responsabilizarles y castigarles”.