La izquierda pierde las elecciones en Bolivia por primera vez en dos décadas y dos candidatos conservadores irán a segunda vuelta
El democristiano Rodrigo Paz y el conservador Jorge Quiroga se disputarán la presidencia tras unos comicios en el que el candidato de izquierda cae al cuarto lugar Elecciones en Bolivia: la derecha, en cabeza tras dos décadas de dominio del partido de Evo Morales
El senador Rodrigo Paz Pereira (Santiago de Compostela, 1967) y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga (Cochabamba, 1960) se medirán en una inédita segunda vuelta electoral en Bolivia, donde las elecciones generales de este domingo 17 borraron virtualmente del mapa político al Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido de izquierda entronizado en el poder por casi 20 años en el país andino.
Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), Rodrigo Paz dio una sorpresa mayúscula en la jornada de votación que convocó a casi ocho millones de votantes. Pese a que las encuestas lo ubicaban entre el tercer y quinto lugar, muy por debajo del empresario Samuel Doria Medina y de Quiroga, el aspirante del Partido Demócrata Cristiano (PDC) se hizo con la victoria con un 32,14% de la votación, seguido por el aspirante de la alianza Libre, que obtuvo un 26,81%, según el cómputo al 95,41% del Sistema de Resultados Electorales Preliminares (Sirepre).
“Lo que queremos es reconstruir la reconciliación de la patria, la producción de la patria, queremos retomar la fuerza productiva, necesitamos estabilizar y generar gobernabilidad, y generar un cambio en la economía para que sea de la gente y no del Estado”, aseguró Paz, en declaraciones recogidas por EFE.
Con estos resultados quedó fuera de la contienda Doria Medina, favorito de las encuestas, quien, a poco de conocerse los datos del conteo oficial, ofreció su apoyo al ganador de cara al balotaje.
El 19 de octubre es la fecha fijada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia para la segunda vuelta, en la que competirán Paz y Quiroga, al no haber ninguno de ellos alcanzado más del 50% de la preferencia electoral ni más del 40% con una diferencia de 10 puntos sobre el segundo, tal como lo establece la ley electoral para ganar en primera vuelta.
La izquierda boliviana, representada por el senador Andrónico Rodríguez, de Alianza Popular (AP), debió contentarse con un discreto cuarto lugar, al cosechar únicamente el 8,22% de los sufragios. Peor le fue al candidato oficialista (MAS), Eduardo del Castillo, que se quedó con el 3,16%, un porcentaje que apenas le alcanza para salvar al partido aún gobernante de la desaparición.
Frente al 55% con el que había vencido el actual presidente Luis Arce en las elecciones de 2020, el rendimiento de estos comicios es un golpe de realidad para un proyecto político fracturado por las tensiones internas entre Arce y el expresidente Evo Morales, y desprestigiado por el malestar social ante una aguda crisis económica que se expresa en una inflación galopante y la escasez de combustibles.
Morales, histórico dirigente del MAS, fue inhabilitado constitucionalmente para participar en esta elección, tras cuestionados fallos legales que observaron sus consecutivas reelecciones entre 2005 y 2019. Peleado a muerte con Arce y decepcionado de Andrónico, llamado a ser su heredero político, el exmandatario promovió el voto nulo entre sus militantes, principalmente concentrados en el Trópico de Cochabamba, la región en la que vive refugiado y asediado por órdenes judiciales para detenerlo.
Tan contundente ha sido el rechazo del “evismo” hacia Andrónico, que este fue apedreado poco después de emitir su voto, en la población cocalera de Entre Ríos.
“Enceguecidos por el poder, emprendieron una batalla incesante en nuestra contra, como si fuésemos enemigos mortales, olvidándose de los verdaderos adversarios políticos o, más bien, abriendo camino para ellos”, criticó Rodríguez.
Aunque los datos del Sirepre no los consignan, los votos nulos alcanzaron un 17,5% de la votación, mientras que los blancos registraron un 2,7%, según el conteo rápido difundido por la cadena de televisión Unitel, encargado a la empresa encuestadora Ipsos Ciesmori.
Un duelo de derechas
Si bien las encuestas apuntaban a una segunda vuelta entre candidatos de derecha, no previeron que en esta se metería Paz Pereira; menos aún que Doria Medina quedaría fuera de la disputa final. Quiroga es el único candidato con el que acertaron, al anticipar su presencia en el balotaje.
La victoria de Paz ha dejado atónitos a gran parte de los actores políticos y analistas que siguieron de cerca este proceso. La primera interpretación de su éxito es que el candidato del PDC supo capitalizar los “votos residuales” (indecisos, nulos y blancos) que aparecían en las encuestas.
En un comentario publicado a poco de difundirse los resultados, el sociólogo Ricardo Alonzo Fernández dijo que los encuestas volvieron a equivocarse en sus proyecciones, pero también los análisis que veían en Andrónico un beneficiario más probable de las preferencias invisibilizadas por los estudios de opinión. “En este caso, el voto oculto (al que no llegan las encuestadoras), el sesgo histórico y los indecisos en su gran parte se fueron a Rodrigo Paz, algo inédito, que nadie bajo el nivel de incertidumbre que se tenía podía acertar”, escribió el investigador, doctorando en Estadística de la Universidad de Granada.
En un sentido similar, el docente y analista Óscar Gracia Landaeta reconoció que, hasta hace algunos días, era impensable depararle al aspirante del PDC un lugar tan privilegiado como el que finalmente consiguió este domingo. Incluso su filiación con la derecha más tradicional resulta compleja, advierte Gracia, pues sus credenciales políticas son tan inciertas como su plan de gobierno.
Aun así, su triunfo en la votación de este domingo es, para Gracia, un indicador concluyente del fin del ciclo hegemónico de la izquierda en Bolivia, que de la mano del MAS viene gobernando el país desde 2006 con apenas una interrupción de un año (2019-2020). Pero, también, lo ve como un “voto castigo” contra toda la clase política tradicional boliviana. “Parece ser un voto castigo a todo aquello marcado como relativamente tradicional en esta elección, es decir, actores y partidos que estaban asociados al pasado político de Bolivia”, explica. “Un candidato relativamente nuevo se ha favorecido enormemente del hartazgo de la gente”.
El resultado de Quiroga era más previsible: representa al electorado abiertamente más contrario a las gestiones del MAS y a los proyectos de izquierda dentro y fuera de Bolivia.
La victoria de la derecha también se expresa en los números preliminares que arroja la elección de senadores y diputados. Además de presidente y vicepresidente, en estas elecciones se votó para recomponer la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), integrada por 175 parlamentarios, entre senadores, diputados y representantes supraestatales.
Siguiendo los datos del Sirepre, el PDC de Paz ganó la elección en cinco departamentos, Libre de Quiroga en dos y Unidad de Doria Medina en dos. Esa distribución le daría al partido ganador de la primera vuelta 15 de 36 senadores, al segundo 12, al tercero ocho y a Súmate, de Manfred Reyes Villa, 1. Estos cuatro partidos son de derecha.
La presencia de la izquierda apenas asoma en la Cámara de Diputados, donde la AP de Andrónico tendría 5 representantes y el MAS 1. Por el lado de la derecha, las estimaciones prevén que el PDC sumaría 45, Libre 37, Unidad 28 y Súmate 6. Otros 8 aún estarían por definirse.
Estos números confirman una mayoría legislativa abrumadora de la derecha como no ocurría en Bolivia desde 2002, la última vez que ganó un candidato conservador, Gonzalo Sánchez de Lozada.
Los resultados con los que se cerraron la jornada de votación corresponden al Sirepre y a algunas encuestadoras privadas. Los datos del cómputo oficial serán dados a conocer en las siguientes horas. Sin embargo, las proyecciones advierten que no habría mayores variaciones ni sorpresas. La segunda vuelta está servida para Rodrigo Paz y Jorge Quiroga, el 19 de octubre. El ganador asumirá la presidencia el 8 de noviembre.