¿Por qué nuestros jóvenes reciben a diario cientos de estímulos que le conducen a una educación tóxica y nadie hace nada? ¿Quién o quiénes están interesados en que la cultura dominante sea clasista, machista, individualista y priorice el dinero y la fama por encima de todo? ¿Cómo hemos permitido que los ejemplos de la cultura popular sean cantantes que flirtean con el narcotráfico, perpetúan mensajes deleznables y actúan como embajadores del neoliberalismo? ¿Por qué no somos capaces de plantear alternativas?
A todas estas preguntas intenta responder Jon E. Illescas en su último ensayo, Educación Tóxica (El Viejo Topo), un libro denuncia con propósito de intervención social, cuya lectura del momento educativo y cultural actual bien merece la atención de lectores y docentes de todo el país.